EL MÁXIMO TITÁN

1982. Antes los programas medianamente importantes de la tele comenzaban su temporada en marzo y finalizaban la última semana de diciembre. Arrancaban puntualmente a determinada hora y finalizaban un par de minutos antes que comenzara el siguiente programa. Se formaba una agradable rutina, así, uno sabía que sintonizando la tele a tal hora, era seguro que arrancara determinado programa. Y una de esas agradables rutinas sucedía los viernes por la noche. La inolvidable cortina musical, la estrella amarilla de varias puntas con las letras en rojo indicando que se trataba de “Titanes en el Ring”. Enseguida, Jorge Bocacci, el presentador, le pasaba la posta a Rodolfo Di Sarli, relator de Titanes.
Titanes en el Ring tuvo mucho éxito en los años ‘70 y continuó a principios de los ‘80.
Mis recuerdos parten de finales de los ‘70, cuando la troupe se desempeñaba en ocasiones especiales en el club Comunicaciones. Pero los recuerdos más firmes llegan desde el año 1982. El creador de Titanes, Martín Karadagián, había renovado parte de sus luchadores y así llegaban, por ejemplo, El Androide, D’artagnan, Kangay, el Pibe 10, Míster Moto, El Ejecutivo, Goldenman, Saturno 2021 y muchos más.
Mi personaje favorito era el Ancho Rubén Peucelle. Aunque sospecho que si hubiera visto los Titanes de los ‘70 hubiera sido medio fana el Caballero Rojo, al que vi en algunos tapes y películas. Considero lamentable que, habiendo tapes en existencia del viejo Canal 11 no se emitan a manera de recuerdo aquellas memorables luchas.
El catch, televisivamente no era más que un deporte - espectáculo. Era show. A diferencia de Estados Unidos, en Argentina durante la época de Martín se privilegió eso, el show. La violencia desmedida que muestra el catch norteamericano de hoy nos entrega una muy mala copia de aquellos luchadores.
Titanes en el ring estaba guionado desde el cerebro de Martín, como si fuera una gran novela que duraba un año. En aquel 1982 El Androide era invencible, hasta que un día llegó en barco La Momia Blanca. Inolvidable esa llegada filmada en el Puerto de Buenos Aires. El ataúd que es robado por Long, Short y el Padrino, la Momia que se libera y escapa y detrás de la escena El Androide junto a su creador, el profesor Demetrius observando las circunstancias. El guión del programa aumentaba la emoción, uno no veía la hora que La Momia y el Androide se enfrentaran. Lo mismo ocurría con La Momia Negra, más ágil y dinámica que la Momia Blanca, quien con guantes de Boxeo, vencía en todos los combates. , pausado pero imponente, presentando a

Fue tal el éxito de esa temporada que, como había sucedido en la década anterior, Martín organizó las semifinales en el estadio Luna Park, a mediados de diciembre. Así, La Momia, luego de un desempate larguísimo, logró vencer por puntos al Androide, mientras que Martín derrotó a la Momia Negra. A la semana siguiente, Canal 11 televisó la finalísima entre Karadagián y La Momia Blanca, resultando el primero vencedor. Golpes o tomas memorables: “El cortito” de Karadagián, “La toma manubrio” de Míster Moto, “El remolino” de Rubén Peucelle, “el Mandoble” de la Momia Blanca, “Los dedos magnéticos” del Androide / Indio Comanche (Según la época la toma era la misma) “el piquete de ojos” del Diábolo.

En TELE RETRO intentaremos ubicar “perlitas” en cada post. Como se ha dicho, la antología que se pretende aquí no es biográfica sino emotiva. Las “perlitas” de hoy son las que vemos en las imágenes. Es muy habitual que en la web encontremos (como si fuera el único recuerdo) los muñequitos de Titanes del chocolatín Jack, de la empresa Felfort. Aquí, en estas “perlitas” de hoy aportamos algo más: Figuritas de Titanes en el Ring, el álbum, la tapa del disco y algo más… Había un juego de cartas muy popular en los años ‘80 llamado Tope y Quartet. Esa empresa sacó la serie de Martín Karadagían que es la que vemos en las imágenes. A continuación, las dos primeras “perlitas”, las cartas y figus:

Se sabía que era mentira, que no luchaban en serio. Pero uno quería creer que sí. Yo disfrutaba de las historias, de los desafíos. Por un momento uno entraba en ese mundo mágico donde desfilaban personajes mitológicos, bíblicos y contemporáneos. Titanes en el Ring transmitía mucha adrenalina. Al año siguiente, 1983, el ciclo fue organizado como una lucha de todos entre todos. Fue la primera vez que Karadagián se enfrentaba al Androide del ciclo anterior, con el detalle que para ese año se había creado el Androide de Plata. Aún recuerdo cuando Martín los revoleó a ambos y los arrojó a la lona, boca arriba. Inolvidable la Hormiga Negra (a la que vencieron arrojándole una pava de agua hirviendo), David el Pastor, Cíclope, el posterior Androide de Oro (quien llegó para vengar a los androides anteriores luego de haber sido vencidos por Martin, aunque nunca se llegó a realizar el combate. Este robot, a diferencia de los anteriores, utilizaba sus puños en lugar de los dedos magnéticos), el “nuevo” Pibe 10 “83”, Minotauro… Julio César, Chicho de Catanzaro y el paladín de la justiicia Dink-C. Es precisamente con éste luchador en donde Martín se transforma en uno de los precursores en instalar el “chivo” publicitario en la etapa de la nueva democracia. El armenio era un adelantado a los tiempos televisivos y muy hábil en los negocios. Dink- C era la marca de un jugo en polvo y aquí estaba representado por un luchador de ropa verde con una máscara naranja con forma de naranja.

Tenía su golpe famoso “el remolino”, que consistía en girar el brazo varias veces hacia atrás y hacia adelante antes de asestar su golpe.

Y cómo olvidar a Nerón. El emperador italiano fue uno de los titanes que logró derrotar a Karadagián, haciendo trampa, claro. Esos desafíos generaban una adrenalina impresionante. Como aquel en que un luchador, “camouflado” como espectador, desafió a Martín Karadagián poniendo la barba de ambos en juego. A continuación, las "perlitas" que faltaban: la tapa del disco y tapa y contratapa del álbum de figus:

En las vacaciones de invierno del 83 me agarró el ataque de querer ver a Martín junto con sus Titanes en la Copa Bonafide. En un circo, no recuerdo si era por Liniers o Ciudadela, se había armado un ring y allí se desarrollaba el mini evento. Finalmente mi vieja me llevó a verlo y lamentablemente esa tarde Martín no peleó, fue jurado. Igual lo disfruté porque vi a todos los Titanes, y me llevé de recuerdo el cinturón de campeón de Martín y el anillo del Capitán Zoom. Karadagián no peleó porque empezaban los problemas en una de sus piernas, debido a su avanzada diabetes. Según se decía, Martín era muy adicto a los dulces. Con el tiempo le amputarían dicha pierna lo que provocó su retiro obligatorio del ring, circunstancia que lo tuvo lógicamente a maltraer, al punto que pensó en un momento reaparecer personificando al pirata Morgan. Martín no queria arrojar la toalla.

Volvió, de todas maneras como presidente del jurado de veedores en 1988. Fue altamente emotivo, Martín llegó al ring, subió, tiró el bastón y besó la lona. Allí, dijo con la potencia de su voz: “Gracias, estoy bien porque estoy con ustedes…. ¡Estoy vivo! … ¡Gracias a Dios… estoy vivo!!!!! Quien no se emocionó esa noche, era sencillamente un marciano.

Ese ciclo, que fue breve, marcó un detalle importante. Ya no era Dink-c el único “luchador- marca publicitaria” Muchos luchadores estaban “Sponsoreados”. Recuerdo a uno que se llamaba Frutolino, aludiendo al helado frutal que creo, tenía el dibujito de un animalito blanco, no recuerdo si era un perro o un oso. Esta avalancha publicitaria sería un guiño a la futura tv “ultra chivo” de los años ‘90. (La referencia a el “Chivo televisivo” es una licencia literaria que me tomo ya que “chivo” es una publicidad no declarada oficialmente, “metida” traviesamente en un programa de televisión. En este caso que aqui mencionamos como en la futura tv de los ‘90 en realidad la publicidad estaba metida de exprofeso)
Los intelectualoides de siempre veían a Titanes… como una gran idiotez, como algo pavo, son los mismos que criticaban al Chavo pensando que éste vivía en un barril, ignorando la historia del personaje creado por Gómez Bolaños. Titanes fue un éxito siempre que se presentó, generaba pasión, adrenalina y emociones varias e indudablemente, marcó una época linda de recordar. Muchos luchadores que encumbraron el ciclo se fueron yendo con el correr de los años, la mayoría por fuertes controversias con Martín. Algunos montaron su propio show (Míster Moto montó Lucha Fuerte en Canal 9; el Ancho Peucelle otro, que iba por Canal 2). No es la intención de este post mencionar esas controversias, sino la de recordar una época, un universo de magia delimitado por un cuadrilátero, pero ilimitado en la mente de Martín Karadagián, el creador de Titanes en el Ring.
Le sucedieron muchas copias, tal vez 100% Lucha sea la que más intenta recuperar esa magia pero no puede escapar al esquema del modelo de la Wrestle norteamericana… De todas maneras las versiones nacionales y algunas internaciones han sido copias.
Y se sabe, una copia rara vez es tan buena como el original… Como decía el relator Rodolfo Di Sarli: “Si no está Martín, no es Titanes en el Ring”.

Gus